Sin duda, el tema de las emociones ocupa un lugar importante en estudios empíricos y todo lo relacionado con la filosofía de la mente. Fácilmente podemos imaginar que dar cuenta de las emociones es lo mismo que describir casos de situaciones emocionales, pues la emoción es lo que caracteriza el estado de cada uno de nosotros los seres humanos frente a determinada acción, es decir, que podemos asociar las emociones con las acciones en cualquier relación social.
También, creo que el emocionarse es una de las características esenciales de los seres humanos, tal como plantea Davidov, toda emoción representa una necesidad. Es decir nuestra capacidad de emocionarnos, de expresar, de sentir, nos mantiene vivos y, además nos ayuda a decidir frente a diversas situaciones en que nos veamos expuestos, es por eso que cada experiencia será considerada única, netamente especial e irrepetible pues, aquella experiencia solo tendrá sentido si contiene carga emocional.
Las emociones representan también uno de los registros más importantes de la subjetividad humana. La emoción sirve para aludir y recoger una de las facetas de la vida mental del hombre, y como pasa con lo mental se ve envuelto en lo físico. Es por eso que nadie tiene acceso a nada no físico, a pesar, que los seres humanos tenemos la capacidad de distinguir emociones en nuestros semejantes. Ya que somos seres observadores y sensibles a los estímulos, porque no solo observamos cuerpos de las personas u organismos o paisajes sino que damos significados a todo aquello que observamos y cuando observamos sentimos, aunque queramos o no, es incontrolable. Diría que es netamente inconsciente y subjetivo.
Así, podemos afirmar que una emoción esta siempre contextualizada y requiere para su identificación el conocimiento del contexto.
Finalmente considero que las emociones tienen su propio lenguaje, y como cualquier otro, puede ser aprendido y enseñado. Lo confuso es que explicar las emociones del modo como funciona el lenguaje, es una tarea compleja.
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